“Nosotros, la Primera Presidencia y el Consejo de los Doce Apóstoles de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, solemnemente proclamamos que el matrimonio entre el hombre y la mujer es ordenado por Dios y que la familia es fundamental en el plan del Creador para el destino de Sus hijos”. (La Familia: Una proclamación para el mundo).
Crecí toda mi vida en la Iglesia escuchando el himno 195 “Las familias pueden ser eternas”: “Una familia Dios me dio; la amo de verdad, y yo con ella quiero estar por la eternidad…”
Escuché a nuestros líderes en la Iglesia orientarnos, a las maestras en la Primaria, mis líderes de Hombres Jóvenes, en Seminario e Instituto, cada una de las instrucciones que siempre nos daban desde pequeños iban orientadas a la familia. En muchas ocasiones leíamos “La Familia una proclamación para el mundo”, que uno de nuestros líderes, el Presidente Gordon B. Hinckley, expuso en el año de 1995. En mi infancia y adolescencia no comprendía el significado total de estas cosas, sobre las familias en el Plan de Dios, hasta que tuve la oportunidad de ser un misionero…
En ese transcurso tuve la oportunidad de conocer muchas familias con todo tipo de características, muchas de ellas se quedaron en mi corazón y las considero ahora mi familia. Una de estas familias tiene una característica y un recuerdo en común, para ser más específico recuerdo a la madre de esa familia, y ese discurso que cambio su vida para siempre.
Ella había crecido toda su vida al igual que yo en la Iglesia y algo que ella comprendía muy bien era que quería una familia eterna y algo que no sabía era que Dios tenía una prueba para ella. Ella era la única miembro de la Iglesia en su familia, ni su esposo, ni su hija pertenecían a la Iglesia aunque le apoyaban en sus decisiones con respecto a la Iglesia. Entonces llegó el momento que a todos nos toca, ella fue asignada a dar un discurso en una reunión sacramental (estos discursos son asignados cada domingo a diferentes miembros de la congregación). Ese discurso cambiaría su vida para siempre. Ella pidió la ayuda a su familia para poder exponer aquel domingo ante la congregación un tema específico, le ayudaron y en su emoción y afán por que ella tuviera éxito también le acompañarían aquel domingo a la Iglesia para presenciar aquel discurso.
Todavía recuerdo verlos entrar como familia aquel domingo de enero del 2012; con cierto temor se sentaron entre la congregación y escucharon el discurso que su esposa y madre dijo aquella vez, al terminar aquella reunión nos acercamos y tuvimos una conversación con aquel padre que amaba a su familia. Luego de ese momento, vino una serie de encuentros y finalmente después de un poco más de un mes de compartir en su hogar lecciones acerca del Evangelio de Jesucristo, ocurriría el momento, en marzo del 2012: padre e hija tomaron la decisión de bautizarse en La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días .
Para mi sorpresa después de salir de esa área tuve la fortuna de estar cerca y un año después en abril del 2013 tuve la oportunidad de estar con ellos al momento de entrar al templo, sellarse y unirse como familia por esta vida y por la eternidad. Los mormones creemos que el templo es la Casa del Señor y ahí se realizan ordenanzas muy sagradas para la familia que permanecerán durante toda la eternidad, entre ellas el matrimonio y l unión o “sellamiento” de hijos a sus padres. Fue un momento muy especial y uno de los momentos en que pude comprender cada una de las instrucciones de nuestros líderes y maestros desde pequeño, ahora sé el porqué de esa proclamación para la familia.
“Las ordenanzas y convenios sagrados disponibles en los santos templos hacen posible que las familias regresen a la presencia de Dios y que las familias sean unidas eternamente”.
Ahora como dice ese famoso himno… “Quiero esforzarme desde hoy por ser digno ante Dios para hacer convenios en el templo del señor”. Agradezco a mi Padre Celestial por la oportunidad de conocer a estas familias, por tener una familia y por ese discurso que hizo a aquella familia reunirse, asistir y cambiar su vida y la mía para siempre.
Este artículo fue escrito por
Lehi Vega
Soy Lehi Vega, tengo 24 años y vivo en México. Soy miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días desde mi infancia y serví una misión en Perú. Actualmente soy segundo consejero de la organización de Hombres Jóvenes del Barrio Tecnológico, de la Estaca Celaya. Me encanta la música y cantar, así como correr y el fútbol.
Tags: familias eternas, familias mormonas, matrimonio celestial, sellamiento en el templo
He sido miembro de la Iglesia de Jesucristo de los S.U.D. desde el año 79, siempre soñé con tener mi propia familia y sellarme en el templo, pero me casé con un miembro recién bautizado por lo que tenía que esperar que cumpliera un año para poder sellarnos y ese día nunca llegaba, nacieron nuestros hijos y de a poco fui viendo cada día más lejano el momento de llegar al templo. Yo seguí fiel asistiendo a la iglesia, pero mi esposo se inactivó y no me acompañó más a la iglesia, seguí sola con mis hijos, hasta que el mayor salió en Misión el año 2012, está pronto a regresar de su misión y milagrosamente su padre volvió a la iglesia unos días antes de que mi hijo partiera como Misionero. Mi marido ya lleva 23 meses asistiendo a la iglesia, tiene llamamientos y estamos asistiendo a las clases para entrar este año al templo. Por fin nos sellaremos como una familia eterna. Fueron 20 años casi los que tuve que esperar para este momento, pero nos estamos preparando para llegar ahora como una Familia. No quise entrar antes sola, yo sabía que algún día estaríamos todos ahí y ya nos queda poco.
Se que las Familias puedes estar unidas por esta vida y por la eternidad. Ese es mi deseo desde que conocí la iglesia y ya en Diciembre lo estaremos logrando.
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