Al ser una joven adulta soltera en la Iglesia, ya he tenido infinitas conversaciones con mis amigos acerca del porque tenemos miedo a salir en citas, o porque le tememos al compromiso o al matrimonio. Las autoridades generales de la Iglesia nos dicen que el casamiento es la experiencia más exquisita e importante que iremos a tener en nuestra vida. Y aun asi muchos tendemos a posponer la búsqueda por un marido u esposa. Queremos conseguir la mejor persona para nosotros. “Sigue buscando,” nos dicen. “No te quedes con nada menos que lo mejor,” nos dicen. Recibimos el mismo mensaje por medio de todas las redes sociales y media que nos rodea. Si el celular que tienes ahora es mejor que el que tenías, de seguro el próximo que tengas será aún mejor. Todo lo que tenemos o hacemos es algo que simplemente será reemplazado por algo mejor que está por llegar. Así que, ¿qué sucede cuando los mensajes de las autoridades generales, de las redes sociales y la tecnología nos dicen que esperemos por lo mejor?.
Sucede algo al que llamamos “miedo a lo perdido.” Se define como ansiedad de que algún evento divertido, interesante, o excitante pueda estar pasando en algún otro lugar, usualmente causada por notificaciones que vemos en nuestras redes sociales. La teoría de “estar perdiéndonos de algo más emocionante” puede ser aplicada a la tecnología, a nuestra vida social, y si, también a nuestra vida amorosa.
No me malentiendan, nuestros líderes en la Iglesia nos han dado el consejo correcto, pero cuando el consejo se junta con la mentalidad cultural de “siempre hay algo mejor” se convierte en una espada de doble filo. Empezamos a pensar que la increíble persona con la que estamos saliendo ahora pude no ser tan increíble como la persona con “la que podríamos estar saliendo.” Así que terminamos con la maravillosa persona con la que estamos y comenzamos a buscar a alguien mejor… para no perdernos lo mejor que hay afuera. Pero si siempre nos dicen que hay alguien mejor, ¿cómo vamos a reconocer cuando lo mejor está en frente de nosotros? Aquí tienes algunas recomendaciones que pueden ayudarnos a todos los JAS a sobreponernos al miedo de perdernos de algo.
1. Recuerda que codiciar nunca llevo a nadie a ningún lugar.
“No codiciaras” es uno de los diez mandamientos, que también se aplica a nuestros días como nunca antes. Muchas veces comparamos nuestra peor parte con lo mejor de los otros (basándonos en lo que ponen en sus perfiles). Así que estamos siempre deseando lo que ellos tienen: el trabajo perfecto, el cabello perfecto, el novio o novia perfectos. Créeme, su pareja no es perfecta. No gastes tu tiempo comparando lo que ya tienes con lo que otro tiene. Enfócate en ser agradecido por las bendiciones que Dios te ha dado, ya sean o no las bendiciones que tu querías.
2. Recuerda que el amor es una elección.
El amor no es algo en lo que uno se pueda perder y encontrar. Tenemos la opción y el albedrio de elegir a quien queremos amar. No piensen que una vez que encontraron “la persona”, el amor llegara automáticamente. Tu tendrás que elegir amar a esa persona hoy, mañana, en 10 años, e incluso en la eternidad. Cuando tú ves a una pareja joven y piensas “son tan felices de haber encontrado a alguien”, recuerda que ellos escogen amar a su pareja todos los días, a pesar de los subes y bajas del matrimonio. Como el Presidente Monson dijo, “Escoge tu amor, ama tu elección.”
3. Recuerda que facilidad en una relación no significa aburrimiento.
Cuando parece que está siendo “muy fácil” estar con alguien tan maravilloso solo porque estabas acostumbrado a batallarla no pienses inmediatamente que algo debe estar mal. Cuanto más difícil es encontrar el amor, mejor será, ¿verdad? Excepto que no es así. El drama no es equivalente a emoción, y el que no haya drama no significa que la vida será aburrida junto a tu amado o amada.
4. Recuerda ser vulnerable.
Abrirse a alguien más es algo aterrador. ¿Qué pasa si nos rechazan? ¿Qué pasa si nos dejan? Todos esos son miedos comunes y válidos. Pero cuando vivimos nuestra vida con miedo, es como intentar saltar en las aguas del amor queriendo dejar un pie en tierra. Pero si haces eso, no disfrutaras mucho tu nado. Los espacios vulnerables es donde se aloja el amor. Sí, es aterrador. Pero es mucho más importante dejar caer nuestros muros, bajar la guardia y escucharnos mutuamente. Esto ayudara a construir confianza y descubrir fácilmente si queremos realmente pasar nuestras vidas con aquella persona.
5. No te estreses cuando fallas.
Si sientes constantemente que estas cometiendo errores y que no estas consiguiendo estar con la mejor persona que puedes estar, recuerda que el salir en citas se basa básicamente en prueba y error. A nadie le gusta la parte del error, pero es una parte esencial en la formula. Si sientes que estas saliendo siempre con el mismo tipo de gente, sin progresar para llegar a un matrimonio, examina constructivamente esos errores y evalúa como ajustar tus futuros intentos para encontrar a alguien que sea más de aquello de lo que estas buscando. El pasar por momentos buenos y malos al salir con personas es un proceso normal en la meta de encontrar aquello que quieres (y no quieres) en tu futuro esposo o esposa. Recuerda que no tienes que estresarte por ello. Todavía estar intentando descubrir que es lo que quieres. No te rindas, ¡y realiza los ajustes necesarios!
6. Recuerda convertirte en la persona de tus sueños.
Piensa en lo que quieres en tu compañero. ¿Cómo es la persona de tus sueños? ¿Cuál es su compromiso con el evangelio? ¿Y con la familia? ¿con sus convenios? Ahora, esta es la pregunta difícil: ¿estás trabajando lo suficientemente duro para estar a la altura de la persona de tus sueños? Si estás buscando a alguien que llene aquellos “espacios en blanco,” debemos también cumplir con aquellas cualidades que estamos pidiendo. Si estamos esperando encontrar a alguien que sea paciente con nosotros, debemos intentar desarrollar nuestra paciencia. Esta actitud es buena no solo para nuestro desarrollo espiritual, sino que también lo es para nuestra vida amorosa. Cuantas más cualidades de esas que buscamos en alguien más tengamos, más fácil será reconocer a la persona que las posea. Y eso nos deja a un paso más cerca de encontrar a la “mejor” persona para nosotros.
Artículo original: LDS Living
Autor original: Jenny Spencer
Tags: jóvenes, matrimonio, miedo