Hay muchas frases que los santos de los últimos días han escuchado una y otra vez como escrituras, cuando en realidad solo se basan en las escrituras. El “libre albedrío” es una de ellas.
La mayoría de nosotros probablemente esta familiarizado con el término “libre albedrío” por las clases de la Escuela Dominical o por hijos tratando de imponer su independencia. Pero ¿qué es realmente el libre albedrío?
Hay muchas escrituras que pueden haber influenciado a los santos de los últimos días a comenzar a agregar a palabra libre a albedrío. 2 Nefi 2:27; 10:23, D. y. C 58:27 y Helamán 14:30, todos estos pasajes mencionan alguna variación de que cada uno de nosotros es libre de escoger o actuar por nosotros mismos. Sin embargo en D. y C. 101:78 se describe este principio en una manera diferente que cuyo uso se ha expandido ampliamente entre los líderes de la Iglesia y en el circulo mormón: “para que todo hombre obre en doctrina y principio… de acuerdo con el albedrío moral que yo le he dado, para que todo hombre responda por sus propios pecados” (énfasis agregado). ¿Quién fue el primero en usar esta frase y de qué manera piensan los santos de los últimos días sobre el cambio del albedrío a lo largo de los años?
En los 1800
Una de las primeras referencias al “libre albedrío vienen de un discurso sobre teocracia de Orson Pratt en 1859. Refiriéndose a lo inminente de la Segunda Venida, dijo que “mientras dure el tiempo, el libre albedrío del hombre será protegido…” (énfasis agregado). Sin embargo, pocas lineas después continúa diciendo que “cuando el arcángel se acerque… ay de los inicuos y de aquellos que han rechazado a los siervos de Dios, porque serán por el abuso de ese albedrío moral que se les ha dado…” (énfasis agregado).
Un cómo más de una década después, en 1872, Brigham Young dijo: “Tenemos nuestro libre albedrío, para pensar y actuar así como los hombres piensan y actúan, independiente de las impresiones del Espíritu de Dios; pero ese no es nuestro objetivo…” (énfasis agregado).
Poco después, en 1873, Pratt agregó a esta concepto en evolución del “libre albedrío”, explicando que “los espíritus de los hombres y mujeres que dejan este mundo son inteligentes y la inteligencia se funda en el libre albedrío, y por tanto, ya que los que están en el mundo de los espíritus son libres, ellos pueden ejercer ese albedrío en creer; cuando tienen un testimonio ellos puede ejercer ese albedrío al arrepentirse de los pecados que sean culpables” (énfasis agregado).
Declaraciones tempranas como estas pueden haber influido en el uso de la palabra libre junto con albedrío, una práctica que creó entre los líderes de la Iglesia en las décadas siguiente y que alcanzó su punto máximo a mediados del 1900.
En los 1900
Un rápida búsqueda en LDS.org arrojará docenas de discursos de conferencias y otro discursos de autoridades generales hablando y explicando nuestro “libre albedrío”. De acuerdo a la investigación, la frase “libre albedrío” fue usada cerca de 138 veces en discursos de conferencias generales solo en los ’60.
El presidente David O. McKay parecía tener una afición particular con este término, usándolo como el tema de su discurso en la conferencia de 1965 donde explicó que “después del don de la vida misma, el derecho a dirigir nuestras vidas es el más grande don de Dios al hombre.. ya sea que haya nacido en pobreza abyecta o encadenado por riquezas heredadas al nacer, cada uno tiene el más precioso de todos los dones, el don del libre albedrío, inherente al hombre y un derecho inalienable” (énfasis agregado). Aunque este discurso continúa explicando la responsabilidad asociada al albedrío, el discurso del élder Delbert L. Stapley en 1975 entrega una visión de una definición simplificada del “libre albedrío” que se hizo popular entre los miembros en ese momento y que, en ocasiones, aún persiste hasta el día de hoy:
“Mis hermanos, hermanas y amigos, uno de los dones más preciosos de Dios al hombre es el principio del libre albedrío, el privilegio de escoger el cual fue presentado por Dios, el Padre Eterno a todos sus hijos espirituales en el estado premortal” (énfasis agregado).
En 1976, el hermano Daniel H. Ludlow construyó una definición más amplia, usando las descripciones de albedrío tanto la antigua como la nueva. “Pero la fe, el arrepentimiento, la Expiación y todos los otros principio, ordenanzas y doctrinas del evangelio se basan en este principio, de hecho estos serían virtualmente inoperantes e imposibles de ejercer si no hubiera fuera por el principio del libre albedrío moral” (énfasis agregado).
Hoy en día
En los años recientes, la frase “albedrío moral” de D. y C. rápidamente (y parece ser apropiadamente también) ha tomado el lugar de su contraparte “libre”. Estas referencias anteriores a “libre albedrío” carecían de un elemento importante que fue señalado por el élder Christofferson en un artículo de una Ensing del 2009. “La palabra albedrío aparece [en las escrituras] tanto por si misma o con su identificador moral. Cuando usamos el término albedrío moral, estamos enfatizando apropiadamente la responsabilidad que hay en una parte esencial del don divino del albedrío”.
Entonces mientras el principio básico del albedrío no ha cambiado a través de los años, el método de explicarlo si lo ha hecho. El describir el albedrío tan simplemente como “libre” puede ser fácilmente malinterpretado o usado como una escusa para olvidarse de la responsabilidad. La palabra “moral” nos recuerda la responsabilidad que tiene cada agente libre de tomar decisiones justas.
Quizás el presidente Uchtdorf lo explicó mejor en un discurso para un devocional de BYU el 2006. “Tienen el albedrío y son libres de escoger. Pero en realidad no hay un libre albedrío. El albedrío tiene su precio. Tienen que pagar las consecuencias de sus decisiones”.
Fuente: LDSLiving
Exacto… No hay tal cosa como «Libre albedrío». Lo que existe es ALBEDRÍO. Así tal cual. Pelado. Si ese don se ejerce CORRECTAMENTE, entonces la consecuencia será la LIBERTAD… pero, si se ejerce INCORRECTAMENTE, traerá como efecto la ESCLAVITUD… lo «libre» es la consecuencia de usar al ALBEDRÍO de manera recta… co-recto.
Por cierto, incluyamos a la HUMILDAD como un atributo de reyes y reinas y no de «pobres», que es una estratagema del engañador. Éste quiere que creamos que ser humildes es ser pobres y como nadie quiere ser pobre, entonces decidimos no ser humildes… como consecuencia de ello, hacemos culto al orgullo y la soberbia, lo que nos aleja del Amado Padre… ¿entonces?…tengamos la cosa bien clara. Muchísimos «pobres» lo son, porque son bien orgullosos y soberbios…nada tiene que ver la pobreza con la humildad… La HUMILDAD ES LA CAPACIDAD DE SER ENSEÑABLE… de aprender…de entender que siempre existe otro que sabe más que uno, y que uno siempre-siempre, puede aprender de otro…
Solo se que, por desobediencia no podre llegar a la meta…
en mi barrio tambien utilizan frases como «me domina el hombre natural», «los zumos sacerdotes tendrán reunión», «los hijos de sión», lo veo un poco irreverente, ya que anteriormente estaba en otro barrio y no escuchaba estas frases…