Los estereotipos de la belleza humana se han inclinado hacia ciertos conceptos que llegan a asegurar que una característica o condición es más hermosa que otra. Un rostro, un cuerpo, una piel, un cabello, un color, entre otros elementos precisa la posición de belleza sobre otras condiciones.
Esta visión frívola de la belleza física deja de lado otras condiciones que denotan realidades más importantes que el aspecto externo. Hombres como mujeres procuran llegar a tener como su pareja personas que cumplan con ciertas “especificaciones”. Lo externo, por lo general, parece ocupar los primeros lugares entre los requisitos al escoger a la pareja ideal.
Belleza física o algo más
¿A la hora de escoger la pareja ideal se debe imponer la belleza física o algo más que eso?. La atracción entre un hombre y una mujer puede darse por una condición física, en adelante puede o no establecerse una relación de cortejo y/o formalización de una relación de noviazgo o matrimonio. Sin embargo no dependerá de eso la felicidad o el que perdure tal unión.
Se puede comprender que las actitudes y espiritualidad, así como normas morales y valores familiares y de fe representan en gran medida mayores probabilidades de éxito en la reilación de pareja.
Ambas cosas es posible
Una persona puede estar compuesta tanto de las condiciones físicas e interiores positivas. Puede cumplir con las normas de belleza establecidas en el mundo y a su vez tener altos niveles morales y familiares. Pero no siempre es así.
Hombres y mujeres pueden escoger entre un adorable aspecto físico sin importar aquello que se encuentra en su interior. Ello por sí mismo no garantizará que tal unión permanezca y alcance la idoneidad de la vida familiar y de la realidad creciente del amor de pareja.
Amor genuino; belleza genuina
Los sentimientos, normas morales, valores, el amor genuino y el firme deseo de tener éxito familiar, por el contrario, generan un estado de felicidad que promueve la unión y la seguridad entre pares e hijos.
Aquellas familias que involucran a Jesucristo en sus vidas pueden vivir de tal manera que la belleza genuina se acrecienta con el paso de los años y a pesar de las vicisitudes y retos familiares, la unidad alcanza la perfección que ofrece el Salvador y la felicidad es más evidente y verdadera.
Las familias pueden ser eternas
Los líderes de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, han sido precisos al manifestar lo que el Padre Celestial y el Salvador Jesucristo enseñan por medio de las revelaciones dadas desde el principio de los tiempos; Las familias pueden ser eternas.
Al respecto, el manual Leales a la Fe, publicado por La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, dice que “toda pareja casada debe esforzarse en unión por ser digna de las bendiciones del matrimonio eterno”.
Gracias a la Restauración del Sacerdocio y de La Iglesia de Jesucristo, en la tierra existen templos sagrados donde se efectúan ordenanzas selladoras para que las familias puedan mantenerse unidas por este tiempo y por la eternidad.
La unión familiar no podrá sostenerse por la atracción física, ya que los cuerpos envejecen, la belleza corporal pasa y solo el amor puede perdurar en el tiempo. La belleza interior alcanza niveles de fuerza espiritual y la unidad familiar progresa y se sostiene en la fe y las verdades eternas.
Miembro de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, miembro del Barrio Tomebamba, Estaca Cuenca, Ecuador. Periodista (Comunicador Social, mención Desarrollo Social), egresado de la Universidad Católica Cecilio Acosta en Venezuela. Magister en Teaching Higher Education, egresado de la Caribbean International University.