Vida Mortal
La Vida Mortal
La Vida Mortal o la Mortalidad es el tiempo que pasamos aquí en la tierra, desde nacer hasta partir por medio de la muerte física. Los mormones enseñan que esta vida no sólo es nacer y morir pero tiene un propósito eterno y es parte del Plan de Salvación. Este plan fue creado antes de la fundación del mundo y todos los hijos de Dios lo escucharon. La doctrina que se enseña en la Iglesia Mormona es que antes de nacer vivíamos como espíritus con Dios, allí podíamos crecer y aprender de nuestro Padre Celestial. El Padre Celestial quería que nosotros progresáramos y pudiéramos alcanzar el nivel de felicidad que Él tenía. Para poder alcanzar el potencial de nuestro progreso y felicidad era necesario recibir cuerpos físicos, aprender a escoger entre el bien y el mal, y tener nuestras propias experiencias y así aumentar en sabiduría.
Se creó un plan, el cual llamaron el Plan de Salvación o el Plan de Felicidad, y Jesucristo fue escogido para llevar acabo la salvación del género humano. El plan consistía en nacer en esta tierra como seres mortales y pasar el velo del olvido entre esta vida y la vida premortal. Olvidaríamos toda memoria y conocimiento que teníamos en la presencia de nuestro Padre, y tendríamos que andar por fe en la tierra. El Padre Celestial sabía que cometeríamos errores, por eso mandó a Su Hijo Jesucristo para que fuera nuestro Salvador y nos enseñara por Su ejemplo.
Al salir de la presencia de Dios y al cometer estos errores nuestro espíritu se volvería impuro e indigno de regresar a la presencia de Dios, “…y ninguna cosa impura puede entrar en el reino de Dios” (1 Nefi 15:34). El sacrificio expiatorio de Jesucristo hace posible que podamos limpiar nuestros pecados por medio de los principios y ordenanzas del Evangelio y que regresemos a vivir con nuestro Padre Celestial. No todos los que escucharon este plan de Dios lo aceptaron. Otro plan fue presentado por Lucifer, ahora conocido como Satanás. Su plan era completamente contrario al plan de Dios y requería que la honra y la gloria fuera quitada del Padre y dada él. Lucifer y sus seguidores rechazaron el plan de Dios, y al no aceptarlo Lucifer y sus seguidores fueron echados del Cielo y les fue negada la oportunidad de tener cuerpos físicos. Los mormones enseñan que todos los que nacen en esta tierra son los hijos espirituales de Dios que aceptaron el plan de Salvación y han ganado su segundo estado (vida mortal). Lance B. Wickman describió la mortalidad en esta manera:
Es un tiempo que llamamos un estado probatorio, un tiempo de andar por fe, un tiempo para prepararnos para regresar a vivir con Dios… esforzarnos por aumentar y nutrir la humildad (Alma 32:6–21) y la sumisión (Mosiah 3:19). Debemos esforzarnos por vivir rectamente para que podamos comprender la plenitud de esta experiencia mortal y estemos con buen ánimo y nuestro corazón esté listo para recibir las impresiones del Espíritu. Reducidos a su esencia, la humildad y la sumisión son una expresión del consentimiento completo hacia la voluntad de Dios y de permitir que el “¿Por qué?”, no se conteste por ahora, o quizás preguntar aun, “¿Por qué no?” Al perseverar hasta al fin… lograremos este propósito en la vida. Creo que la prueba suprema que la mortalidad deberá encarar es el “por qué” y entonces confiar humildemente en la promesa del Señor de que “todas las cosas deben acontecer en su tiempo” ( Doctrina y Convenios 64:32) (Lanza B. Wickman, “Pero si no,” Liahona, Noviembre. 2002, 30).
Se deben de cumplir ciertos propósitos y misiones para poder regresar a vivir con Dios. Dios escoge profetas y estos son los que nos instruyen para saber lo que Dios quiere para sus hijos. Estas cosas nos ayudarán a obtener las características que Dios tiene y nos ayudarán a ser más como Él. Una de estas cosas es controlar nuestros cuerpos, escoger entre el bien y el mal, la humildad, la obediencia, la bondad, el amor, la caridad y ejercitar la fe. Si aprendemos estas cosas y aplicamos los principios de la Expiación (el sacrificio de Jesucristo), nos presentaremos ante Dios sin mancha en el último día y seremos dignos de recibir la corona de gloria sobre nuestra cabeza y viviremos con Dios por todas las eternidades.
En comparación con la duración de la eternidad, la mortalidad es un tiempo muy breve. Sin embargo, es durante la mortalidad que hacemos las decisiones que van a decidir donde pasaremos el resto de la eternidad. En las palabras del Élder Joseph B. Wirthlin «La mortalidad es muy breve pero inmensurablemente importante» (“El Tiempo de Preparar,” Liahona, El 1998 de mayo14).
Regrese al Plan de Salvación